Y llegamos a Barcelona

Llegamos sin tener a dónde ir. Un buen hombre se apiado de nosotros en la estación de tren y nos dio una tarjeta de una pensión (hostel) que según las explicaciones marquetineras del susodicho no sólo estaba muy bien ubicado sino que además era limpio y el precio era muy bueno; así que con dirección en mano partimos hacia la Pensión Palacio.
Al llegar nos dimos cuenta que el nombre elegido no hacia honor al lugar ni a sus alrededores. Está ubicado en Barcelonesa una especie de nuestra Constitución porteña cercana al puerto y a una estación de trenes. Con este panorama decidimos emprender la caminata hacia el centro en busca de un techo. Y así fue que terminamos en la Pensión Lausanne, ubicada a una cuadra y media de la Plaza de Cataluña (centro centro) cuyo toque porteño fue mejor recibido, el recepcionista resultó ser oriundo de Once. Luego de descargar los bártulos salimos a caminar. Recorrimos La Rambla y visitamos el Mercado de la Boqueria donde nos compramos el almuerzo.



Ya comiditos nos dedicamos a la parte mas vieja de Barcelona, el Barri Gotic, y sus interminables callejuelas. Por la noche fuimos a cenar al Born. Barrio de moda que es el hermano mayor de nuestro Palermo Soho.